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Anatomía y fisiología del aparato reproductor masculino y femenino (página 2)




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Partes: 1, 2

Los tubos seminíferos de cada lóbulo se
dirigen hacia el cuerpo de Highmore, pero antes de entrar en
él se unen en un tubo recto también formado por
células de Sertoli. Por lo tanto, hay tan- tos tubos
rectos como lóbulos testiculares. Estos tubos entran en el
cuerpo de Highmore, donde for- man un entrelazado de tubos
anastomosados entre sí, denominado red de Haller o rete
testis, de donde salen de 10 a 15 vasos eferentes muy plegados
sobre si mismos, adoptando una forma cóni- ca, que reciben
el nombre de conos eferentes. Estos vasos eferentes salen del
testículo desembocan- do sucesivamente en la cabeza del
epidídimo de la que forman parte.

Entre los tubos seminíferos se encuentran las
células intersticiales de Leydig entremezcladas con los
capilares del testículo y el tejido conectivo. Son
células poliédricas que producen la testosterona,
hormona sexual masculina, la cual vierten a los capilares. Las
células de Leydig, por lo tanto constituyen la parte
endocrina del testículo.

Como ya se ha mencionado, el testículo tiene
funciones espermatogénica y hormonal (secreción de
testosterona)

La espermatogénesis comienza en la pubertad por
estímulo de las hormonas gonadotrópicas de la
hipófisis. Aunque las etapas de la espermatogénesis
ya se han mencionado, a continuación se detallan algunos
aspectos:

– Las espermatogonias situadas en la
periferia de la pared de los tubos seminíferos proliferan
continuamente y se diferencian hasta dar lugar a los
espermatozoides.

– En primer lugar cada espermatogonia se
transforma en un espermatocito primario, el cual duplica sus
cromosomas y se divide en 2 espermatocitos secundarios, con 46
cromosomas agrupados en 23 pares.

– Los espermatocitos secundarios se
convierte, por división meiótica, en dos
células denomina- das espermátides. Estas
contienen, por lo tanto, 23 cromosomas no emparejados. Uno de
estos cromosomas determinará el sexo; es decir, los
espermatocitos secundarios contienen un par de cromosomas XY y,
al dividirse en dos espermátides, cada una de ellas
tendrá el cromosoma X (determinante del sexo femenino) o
el cromosoma Y (determinante del sexo masculino). Al madurar las
espermátides se convertirán en espermatozoides sin
cambiar su dotación cromo- sómica, por lo que
habrá espermatozoides X (hembras) y espermatozoides Y
(machos). Según cuál de ellos fecunde el
óvulo, el sexo del hijo será hembra o varón,
respectivamente.

– La maduración de la
espermátide origina el espermatozoide, que consta de
cabeza, cuello, cuerpo y cola. En la cabeza hay una estructura
denominada acrosoma, que interviene en la penetración del
espermatozoide en el óvulo. La cola le per- mite moverse a
través de los fluidos mediante movimientos similares a los
de un reptil, con una velocidad de unos 30 cm/hora. Una vez que
ha alcanzado el óvulo y lo ha fecundado, solo la cabeza
penetra en él.

– El espermatozoide sólo puede vivir
2 o 3 días en los productos de la eyaculación, pero
se man tiene vivo durante mucho más tiempo en los
conductos testiculares y el epidídimo.

– En su función como células
de sostén de los espermatozoides y de sus precursoras, las
células de Sertoli aportan material nutritivo a dichas
células.

  • B. Vías espermáticas

En realidad, las vías espermáticas
comienzan en los tubos seminíferos del testículo,
pero en la estructura interna de este órgano ya se han
descrito los tubos seminíferos, los tubos rectos, la red
de Haller y los conductos eferentes, por lo que en este apartado
se describirá el resto de las vías
espermáticas: epidídimo, conducto deferente,
vesículas seminales y conductos eyaculadores.

  • a. Situación, forma y relaciones

Los conductos o conos eferentes que emergen de la red de
Haller desembocan en el conducto epididimario, también muy
plegado, y constituyen con la primera porción de este
último la cabeza del epidídimo, situada en el polo
superior del testículo. En ella se puede apreciar una
pequeña formación, la hidátide pediculada de
Morgagni, resto embrionario situado junto a la hidátide
sésil del testículo.

Una vez que el conducto epididimario ha recibido los
conos eferentes, continúa descendiendo dentro de la bolsa
escrotal, adosado a la cara posterior del testículo y
constituyendo el cuerpo y la cola del epidídimo. Estas dos
porciones, cuerpo y cola, están envueltas
íntimamente por la hoja vis- ceral de la túnica
vaginal, continuación de la que cubre la cara posterior
del testículo y que dibuja el fondo de saco
subepididimario.

El epidídimo mide unos 5 cm, aunque el conducto
epididimario, muy replegado, tienen en rea- lidad una longitud de
unos 6 cm.

La cola del epidídimo se continúa con el
conducto deferente, más ancho y menos sinuoso; asciende
hacia el polo superior del testículo a lo largo de la cara
interna del epidídimo y sale de la bolsa escrotal hacia el
conducto inguinal. En este trayecto forma parte del cordón
espermático, junto con los vasos espermáticos,
arteria deferente, linfáticos y fibras nerviosas, todo
ello envuelto en fibras del músculo cremaster.

El conducto deferente tiene una consistencia dura y una
longitud de unos 40 cm. Entra en la cavidad abdominal con el
cordón espermático por el conducto inguinal,
pasando por delante de la rama pubiana, junto a la espina del
pubis. Dentro de la cavidad abdominal el conducto deferente se
separa de los demás componentes del cordón
espermático y se dirige hacia atrás por debajo del
peritoneo, cruza los vasos iliacos externos por delante y se
adosa a la cara lateral de la vejiga. Cruza por encima del
uréter y busca la cara posterior de la vejiga, entre
ésta y el recto, descendiendo por deba- jo del
uréter hacia la próstata, sobre la cual contacta
con la vesícula seminal. En este último trayecto se
ensañad formando la ampolla del conducto
deferente.

Las vesículas seminales son dos bolsas con
función secretora que aportan el líquido seminal en
la eyaculación. Contienen también espermatozoides,
como el resto de las vías espermáticas.
Están situadas entre la vejiga y el recto, por encima de
la próstata y por fuera de la ampolla del conducto
deferente.

El fondo de saco de Douglas cubre el extremo superior de
la vesícula seminal, es decir, el fondo de ésta. La
abertura de la vesícula se halla hacia abajo y adentro y
desemboca junto con la ampolla del conducto deferente en el
conducto eyaculador.

El conducto eyaculador es un tubo corto (de 2,5 cm) que
atraviesa la próstata. Termina al desembocar en la uretra
prostática o tramo de la uretra que atraviesa la
próstata.

  • b. Estructura
    interna

Los conductos eferentes tienen un epitelio
cilíndrico simple con células ciliadas y
células con micro vellosidades. Este último tipo
contiene además gránulos de secreción. La
capa muscular de fibra lisa es delgada. Tanto los cilios como las
fibras musculares facilitan la progresión de los
espermatozoides hacia el conducto epididimario. Este se
caracteriza por poseer un epitelio de tipo seudo estratificado,
con vellosidades y una capa muscular fina.

El conducto deferente mantiene la morfología
epitelial del conducto epididimario, pero su capa muscular es
mucho más gruesa y está formada por tres
láminas de fibras: una interna (longitudinal) otra media
(circular) y una lámina externa donde las fibras
musculares vuelven a adoptar una disposición longitudinal.
Rodeando a la capa muscular existe una adventicia de tejido
conectivo denso. La estructura de la ampolla es la misma que la
del resto del conducto deferente.

Las vesículas seminales se caracterizan por una
capa muscular más fina y un epitelio sin células
ciliadas pero con abundantes gránulos de secreción,
cuyo contenido vierte hacia la luz de la vesícula para
formar parte del líquido espermático.

Los conductos eyaculadores tienen un epitelio
cilíndrico simple, son vellosidades ni gránulos de
secreción. Su capa muscular es muy fina, entremezclada con
el tejido conjuntivo y el propio tejido
prostático.

  • c. Función de las vías
    espermáticas

A lo largo de la exposición se ha mencionado la
función de las vías espermáticas, que
mediante la contracción de su capa muscular ayudan a los
espermatozoides en su trayecto hacia el exterior, en el momento
de la eyaculación. Por otra parte, las células
secretoras de los conductos deferentes y epididimario y de las
vesículas seminales producen una secreción mucosa
que forma parte del líquido seminal que nutre a los
espermatozoides y les proporciona un medio protector.

  • C. Próstata
  • a. Situación, forma y relaciones

La próstata es una glándula de
secreción exocrina que se sitúa debajo de la
vejiga, rodeando la uretra y los conductos eyaculadores que
desembocan en la uretra. A partir de la pubertad crece hasta el
tamaño del adulto 3 cm de altura, 4 cm de anchura y 2 cm
de grosor.

Por su forma, tamaño, color y consistencia, es
semejante a una castaña. La base se orienta hacia arriba,
bajo la vejiga; el vértice hacia abajo, apoyado en el
diafragma urogenital (músculo transverso del perineo). Por
detrás, está en relación con el recto, lo
cual permite su exploración mediante el tacto rectal. Por
delante está la sínfisis del pubis, de la que la
separa la grasa y las venas prostáticas.

La uretra sale de la próstata por su
vértice, después de atravesar la glándula en
sentido vertical. La próstata está envuelta en una
aponeurosis que engloba también el plexo venoso
prostático.

Los engrosamientos de esta aponeurosis constituyen los
ligamentos de fijan la glándula a las paredes
pelvianas.

  • b. Estructura interna

Las estructuras que atraviesan la próstata, la
uretra y los conductos eyaculadores dividen la próstata en
cuatro lóbulos: uno medio, otro anterior y dos laterales.
El espacio triangular formado por ambos conductos eyaculadores y
la uretra es el lóbulo medio; a ambos lados de los
conductos, los lóbulos laterales, unidos por una zona
central por delante de la uretra, que es el lóbulo
anterior. También puede distinguirse una región
craneal, donde asienta el adenoma prostático, y una
región caudal, donde se desarrolla el
carcinoma.

Su estructura consta de glándulas
tubuloalveolares que desembocan en la porción de uretra
que la atraviesa, donde vierten su secreción. Estas
glándulas

están formadas por un epitelio
cilindrico simple, con gránulos de secreción que
vierten a la luz, irregular y de tamaño
variable.

Entre las glándulas hay tejido conectivo, fibras
musculares lisas, vasos sanguíneos y linfáticos y
fibras nerviosas.

  • c. Funciones de la próstata

La próstata, como se ha señalado, es una
glándula que secreta un líquido blanquecino hacia
la uretra, el líquido prostático, que se une a las
secreciones de las vías espermáticas y los
espermatozoides para constituir el semen.

El líquido prostático es alcalino, por lo
que neutraliza la acidez de los demás componentes del
semen, aumentando la motilidad y fertilidad de los
espermatozoides.

Durante la eyaculación, la próstata se
contrae junto con el conducto deferente y las vesículas
seminales, expulsando su contenido a la uretra.

  • D. Pene
  • a. Situación, forma y relaciones

El pene es un órgano cilíndrico que pende
sobre las bolsas escrotales, por debajo de la sínfisis
pubiana. Está unido a la región anterior del
perineo. Su tamaño y consistencia varían
según se halle en estado de flaccidez o de
erección: en estado fláccido mide unos 10 cm y en
erección se vuelve rígi- do y mide unos 15 cm.
Está formado por tres elementos que constituyen los
órganos eréctiles: dos cuerpos cavernosos y un
cuerpo esponjoso.

Los cuerpos cavernosos de fijan en las ramas
isquiopubianas formando la raíz del pene; en este tramo
están recubiertos por el músculo isquiocavernoso.
Se unen bajo la sínfisis del pubis, desde donde emergen, y
forman la porción dorsal del pene.

El cuerpo esponjoso se fija bajo el músculo
transverso profundo del perineo en un ensancha- miento denominado
bulbo. A partir de este punto recibe la uretra, que recorre toda
su extensión hasta el extremo anterior, constituyendo la
uretra peneana. El bulbo está recubierto por el
músculo bulbocavernoso. El cuerpo esponjoso se dirige
hacia delante para unirse, bajo la sínfisis del pubis, con
los cuerpos cavernosos, a los que se adosa formando la
porción ventral del pene. En su interior está la
uretra, que desemboca en la punta del pene. El extremo anterior
del cuerpo esponjoso, más dilatado que el resto, se
denomina glande y cubre también el extremo de los cuerpos
cavernosos. El borde del glande constituye la corona. En su
vértice, el glande tienen la abertura hacia el exterior de
la uretra; es una hendidura vertical, el meato
uretral.

El pene está recubierto por varias capas; la
más interna es una envoltura fibroelástica, la
fascia peneana, que se continúa con la fascia superficial
del escroto y perineo. Esta envoltura se una a la sínfisis
del pubis por el ligamento suspensorio del pene.

El músculo dartos del escroto se continúa
también por el pene formando otra de sus envolturas,
entremezclándose con el tejido celular.

La piel, con un tejido celular muy laxo,
está adherido al pene en toda su longitud, excepto en el
glande, con el cual sólo se une mediante una línea
por su cara inferior denominada frenillo. El resto de la piel del
glande está libre, cubriéndolo únicamente en
estado de flaccidez. Esta porción de piel es el prepucio,
que se retrae descubriendo el glande durante la erección.
Cuando su orificio anterior es cerrado, no permite la salida del
glande, lo cual constituye la fimosis.

El surco formado entre la corona del glande y el
prepucio es el surco balanoprepucial, donde se acumula el
esmegma, compuesto de la secreción de glándulas
sebáceas y descamación de las pare- des del
prepucio.

  • b. Estructura interna

Los tres componentes eréctiles del pene, cuerpos
cavernosos y cuerpo esponjoso, están rodea- dos, cada uno
de ellos, por un albugínea fibroelástica, densa, de
la cual parten tabiques hacia el inte- rior de los cuerpos
(trabéculas), formando un entramado como el de una
esponja, cuyos huecos for- man lagos sanguíneos. Los
capilares sanguíneos rellenan estos huecos. Están
dotados de dispositi- vos musculares que permiten o cierran el
paso de la sangre a los lagos sanguíneos. Cuando la sangre
pasa a estos lagos, los cuerpos cavernosos y esponjosos se
hinchan y se endurecen.

Esto ocurre durante la erección, que
se comentará más adelante, junto con la
función del pene.

  • c. Función del pene

El pene tiene una doble función. Al contener en
su interior parte de la uretra, interviene en la micción.
Por otra parte, es el órgano copulador en el acto sexual.
Por estimulación parasimpática, los cuerpos
cavernosos y esponjoso se llenan de sangre, con lo cual, el pene
aumenta de tamaño, se endurece y se pone rígido
durante la erección, necesaria para la realización
del coito. En este proce- so intervienen varios factores; en
primer lugar, la dilatación de las arterias produce el
llenado de los cuerpos cavernosos y esponjoso; por otra parte, la
musculatura de la raíz del pene, músculos isquio-
cavernosos y bulbocavernoso, se contrae, impulsando aún
más la sangre hacia el pene; el músculo transverso
profundo del perineo, diafragma urogenital, se contrae,
dificultando la salida de sangre ya que comprime las venas que
pasan a través de él.

La erección que en principio es un acto reflejo,
puede ser inhibida por estímulos psíquicos, como el
temor. Los pensamientos o imágenes sexuales pueden
desencadenar el proceso de erección. La corteza cerebral
actúa como un centro integrador de la actividad sexual,
modificando los reflejos que intervienen en ella, bien sea
disminuyéndolos o favoreciéndolos.

Por otra parte, la uretra posee numerosas
glándulas en su recorrido por el cuerpo esponjoso, las
glándulas de Littré, que elaboran una
secreción mucosa que favorece la lubricación,
aunque a ello contribuyen en mayor medida los órganos
sexuales femeninos. También producen secreción
mucosa las glándulas bulbouretrales o glándulas de
Cowper, que se verán más adelante.

Por último, las contracciones del músculo
bulbocavernoso impulsan el semen en la eyaculación a
través de la uretra peneana.

Durante el coito, se observan en el varón
diversos cambios fisiológicos, que pueden resumirse en
tres fases:

z
Excitación

Las sensaciones, debidas a estimulación
fisicomecánica o psíquica, siguen una vía
consciente hacia el encéfalo y una vía inconsciente
que, a través de la médula espinal, provoca por
vía parasimpático la erección del pene, un
aumento de tamaño y elevación de los
testículos, un incremento en la tumescencia y
colocación púrpura del glande y una
secreción mucosa de las glándulas bulbouretrales,
con la finalidad de lubricación.

z Orgasmo

Los cambios experimentados por el pene en
la fase anterior provocan un incremento en la superficie de
contacto del mismo; se incrementa la intensidad de la
sensación fisicomecánica, lo cual tiene una
proyección consciente encefálica y una
proyección espinal que, por vía simpática,
induce la contracción del epidídimo, del conducto
deferente y de los órganos accesorios. Se produce una
emisión seminal, que llena la uretra, dilatándola e
incrementando la sensación fisicomecánica antes
mencionada (sensación de inminencia eyaculatoria), lo cual
conduce a la eyaculación, por contracción
rítmica de los músculos bulbocavernosos e
isquiocavernosos y también del esfínter
anal.

z
Resolución

La última fase, o de resolución,
está definida por una involución rápida de
la erección, con vuelta a los niveles de partida,
relajación muscular y disminución de la
vasocongestión. Estos cambios se acompañan de un
periodo refractario más o menos largo.

  • E. Uretra masculina

Desde la vejiga urinaria, la uretra desciende
verticalmente, atravesando la próstata desde su base hasta
el vértice: es la uretra prostática. En este tramo
presenta un relieve en su pared posterior, el veru montanum,
donde desembocan los dos conductos eyaculadores y, entre ellos,
el utrículo prostático, que es un pequeño
divertículo de aproximadamente 1 cm de longitud. A ambos
lados del veru monta- num desembocan las glándulas
prostáticas; hay unos 20 o 30 orificios correspondientes a
estos conductos de desembocadura. La uretra prostática
tiene una longitud de unos 3 cm.

Por debajo de la próstata, la uretra atraviesa el
músculo transverso profundo del perineo (diafragma
urogenital), recibiendo el nombre de uretra membranosa. En este
tramo está rodeada por las fibras musculares del
esfínter estriado (voluntario), y por detrás, entre
las fibras musculares del esfínter, las dos
glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales, que
aportan una secreción mucosa lubricante, tienen forma
redondeada, del tamaño de un guisante. Desembocan en la
uretra un poco más abajo, cuando ésta atraviesa el
bulbo esponjoso del pene. La uretra membranosa mide
aproximadamente 1 cm.

Por debajo del músculo transverso del perineo, la
uretra entra en el bulbo esponjoso; traza una curva hacia delante
siguiendo ya todo el trayecto del cuerpo esponjoso hasta el
glande, donde se abre al exterior. En este tramo se denomina
uretra peneana o uretra esponjosa. Al nivel del bulbo tiene un
pequeño ensanchamiento: el fondo de saco
bulbar.

Bajo la sínfisis del pubis, siguiendo la
posición del pene en estado de flaccidez, describe otra
curva hacia abajo hasta el orificio de salida: el meato uretral.
Inmediatamente antes del meato, en el glande, hay un
ensanchamiento, la fosa navicular. En la uretra peneana
desembocan pequeñas glándulas muco- sas, a lo largo
de todo el trayecto: las glándulas de Littré, con
acción lubricante.

La uretra peneana mide unos 15 cm de longitud; por lo
tanto, la longitud total de la uretra es de unos 20
cm.

El epitelio de la uretra es de tipo urinario en su
comienzo, como continuación del epitelio de la vejiga; por
debajo del veru montanum se hace cilíndrico estratificado
hasta la fosa navicular, donde se convierte en pavimentoso
estratificado, similar al del glande.

La capa muscular al principio forma el esfínter
liso, que se continúa con la musculatura de la vejiga. En
la uretra prostática las fibras musculares se entremezclan
con las de la próstata, y en la uretra membranosa son
sustituidas por fibras estriadas del esfínter
voluntario.

El riego sanguíneo lo recibe a cada
nivel de las arterias que riegan los respectivos órganos
por donde pasa: arterias vesicales inferiores, hemorroidales
inferiores, bulbar y dorsal del pene. Las venas terminan en la
vena dorsal profunda del pene o directamente en el plexo
periprostático.

Los linfáticos de la uretra prostática y
membranosa desembocan en los ganglios iliacos internos, y los de
la uretra peneana, fundamentalmente en los ganglios
inguinales.

El nervio pudendo interno recoge las sensaciones de la
uretra. Sus fibras motoras actúan sobre el esfínter
voluntario, regulando la micción.

Aparato reproductor
femenino

El aparato genital femenino se compone de dos ovarios,
dos tubas o trompas de Falopio, el útero, la vagina y la
vulva. Incluiremos el estudio de la mama como órgano
ligado a la fisiología femenina, ya que en la mujer posee
unas características morfológicas y funcionales que
no existen en el varón, donde constituye un órgano
rudimentario.

  • Ovario
  • Situación, forma y relaciones

Los ovarios son los órganos productores de los
óvulos o células sexuales femeninas y son
también glándulas endocrinas productoras de
estrógenos y progesterona, las hormonas sexuales
femeninas. Tienen consistencia dura y forma de almendra, con un
diámetro mayor de unos 3,5 cm y 1,5 cm de espesor. Su
superficie es lisa antes de la pubertad, pero, a partir de la
maduración de los óvulos y su salida cíclica
del ovario (ovulación) va presentando una superficie
irregular. En la menopausia, con el cese de las ovulaciones,
tiende otra vez a volverse liso.

Está situado en la pared lateral de la cavidad
pelviana, en la fosa ovárica, formada por el relieve del
uréter, por detrás y los vasos iliacos externos,
por fuera y por delante, recubiertos por el peritoneo
parietal.

En el fondo de la fosa, bajo el peritoneo, subyacen los
vasos y nervios obturadores. En la mujer nulípara su
posición es casi vertical, y en la multípara el eje
mayor es más oblicuo hacia abajo y adentro.

El ovario está unido a la pared pelviana por el
ligamento lumboovárico o ligamento suspenso- rio del
ovario, por el cual pasan los vasos sanguíneos destinados
a este órgano. El mesovario es la lámina del
peritoneo que lo une, por su borde anterior, al ligamento ancho
del útero: un pliegue peritoneal que une el útero
con las paredes laterales de la cavidad pelviana y que
será descrito más adelante.

Tanto el ligamento lumboovárico como el mesovario
mantienen a ovario en su posición. Otros dos ligamentos,
el uteroovárico y el tuboovárico, lo mantienen en
proximidad con el útero y la trompa, respectivamente. El
primero es una cinta conjuntiva que une el polo inferior del
ovario con el útero, insertándose en la
unión de éste con la trompa; el seg8undo (ligamento
tuboovárico), une la porción ampollar de la trompa
con el polo superior del ovario.

El borde anterior del ovario está en contacto con
la trompa, que se dobla sobre el ovario, mien- tras el
pabellón tubárico cae por su cara
interna.

  • Estructura interna

Un epitelio cúbico simple o epitelio
germinal cubre el ovario. Inmediatamente por debajo se encuentra
la corteza, que se condensa en la periferia formando la
albugínea del ovario y, por dentro de ésta, un
tejido conectivo o estroma ovárica que alberga los
folículos ováricos. Los folículos son
formaciones constituidas por una célula sexual femenina –
ovocito (precursor

del óvulo)- rodeada de una capa de
células foliculares, de origen epitelial. En el ovario de
una mujer adulta se encuentran folículos en diferentes
etapas de maduración, que se describirán más
adelante.

La zona central del ovario es la médula, de
tejido conectivo laxo con nervios y vasos sanguíneos y
linfáticos que penetran por el hilio ovárico a
través del ligamento lumboovárico.

Paralelamente a los cambios morfológicos que se
han descrito en la superficie del ovario relacionados con la edad
de la mujer, la estructura interna ofrece también
diferencias en función de las épocas que marca la
fisiología femenina; es diferente antes de la pubertad, en
la edad adulta y tras la menopausia.

Desde el nacimiento hasta la pubertad el ovario cuenta
con una dotación de unos 4. folículos sin madurar o
folículos primarios, compuestos por un ovocito primario
rodeado de unas pocas células foliculares.

A partir de la pubertad, las hormonas
gonadotrópicas de la hipófisis, sobre todo la
foliculostimulante (FSH. v más adelante), hacen madurar en
cada ciclo menstrual algunos folículos, por lo que junto a
folículos primarios se encuentran otros que ya han
comenzado a aumentar de volumen:

z Folículo secundario

En los primeros días del ciclo, el ovocito
primario se rodea de una capa fibrilar o zona pelúcida,
las células foliculares proliferan y forman una capa de
células cúbicas en torno al ovocito. Esta capa se
va engrosando y constituye la capa granulosa.

z Folículo terciario

Dentro de la granulosa se desarrollan pequeños
espacios rellenos de líquido folicular. Células
procedentes de la estroma ovárica circundante rodean al
folículo constituyendo una nueva capa, por fuera de la
granulosa, denominada teca.

z Folículo maduro o de De Graaf

Las pequeñas lagunas foliculares confluyen
formando una gran cavidad o antro, ocupado también por
líquido folicular. En la granulosa se diferencia una zona
más espesa, prominente hacia la cavidad folicular (cumulus
proliger), donde precisamente se ubica el ovocito, ahora de
situación excéntrica en el folículo. Las
células de la granulosa que rodean al ovocito reciben el
nombre de corno radiada.

Por fuera del folículo, la teca ha dado origen a
dos capas: la teca interna, cuyas células secretan
estrógenos en la primera parte del ciclo, y la teca
externa.

El folículo de De Graaf se sitúa en la
superficie del ovario y, en el proceso de ovulación, se
rompe para dar salida al ovocito, aproximadamente el día
14 del ciclo menstrual. El ovocito expulsado conserva a su
alrededor la zona pelúcida y un grupo de células
foliculares de la corona radiada.

En el ovario podemos encontrar a cada momento varios
folículos en proceso de maduración, pero
sólo uno de ellos llega a romperse dejando salir el
ovocito y los demás se atrofian formando folículos
atrésicos.

Al romperse el folículo de De Graaf, el
óvulo queda libre en la cavidad abdominal, siendo captado
inmediatamente por las fimbrias de la trompa de Falopio.
Simultáneamente, el antro folicular se llena de sangre
formando el denominado cuerpo hemorrágico; las
pequeñas hemorragias producidas por la rotura folicular
pueden irritar el peritoneo y causar un dolor que coincide con el
momento de la ovulación.

Las células de la granulosa y de las
tecas comienzan rápidamente a proliferar y reemplazan la
sangre del folículo hemorrágico por células
modificadas llenas de lípidos y pigmentadas de amarillo,
que forman el cuerpo lúteo o amarillo. Las células
lúteas segregan estrógenos y progesterona
después de la ovulación. Si al llegar el día
24 o 25 del ciclo el óvulo no ha sido fecundado, el cuerpo
lúteo comienza a degenerar y es sustituido por tejido
cicatricial que forma el corpues albicans. Si, por el contrario,
el óvulo es fecundado, el cuerpo amarillo persiste durante
todo el embarazo y no se presentan más ciclos
ováricos hasta después del parto.

Solo maduran alrededor de 400 folículos de los
400.000 presentes en el momento del nacimiento y el resto se
atrofian. Después de la menopausia, el ovario solo
está sembrado de folículos atróficos y de
los restos cicatriciales (corpues albicans) de cada
ovulación.

  • Función del ovario

Las dos grandes funciones del ovario: formación y
liberación de células sexuales y secreción
endocrina de hormonas femeninas (estrógenos y
progesterona), están condicionadas a la interven-
ción de otras hormonas secretadas por la
adenohipófisis: la hormona foliculostimulante (FSH) y la
hormona luteinizante (LH). La maduración de los
folículos, la ovulación y la formación del
cuerpo amarillo suceden de una manera cíclica. Todo el
proceso dura normalmente 28 días y constituye el ciclo
ovárico..

Como ya hemos señalado, cada ciclo comienza con
la maduración de varios folículos, aunque
sólo uno de ellos alcanzará la maduración
completa y dará salida al óvulo. Esta fase de
maduración ocurre en la primera mitad del ciclo y dura
unos 14 días. Se produce gracias a la intervención
de la FSH y la LH, que colabora al final de la maduración.
Durante este periodo de tiempo las células de la teca
interna y de la pranulosa, que proliferan abundantemente,
secretan gran cantidad de estrógenos.

La rotura del folículo de De Graaf produce la
salida del ovocito y del líquido folicular. El ovocito, en
ese momento, sufre una mitosis reductora que da lugar a la
formación del óvulo, es decir, su dotación
cromosómica diploide de 23 pares de cromosomas pasa a ser
haploide, de 23 cromosomas sin pareja. La otra mitad constituye
un resto denominado corpúsculo polar. El cromosoma sexual
del gameto femenino es siempre X, ya que la pareja de cromosomas
sexuales del ovocito es XX. Si se produce fecundación, el
espermatozoide aporta su dotación cromosómica,
emparejando su cromosoma sexual, X o Y, con el del óvulo,
dando lugar a un cigoto XX (hembra) o XY
(varón).

  • Trompas de Falopio
  • Situación, forma y relaciones

Las trompas, tubas u oviductos son los conductos que
llevan los óvulos desde el ovario hasta el útero.
Miden 10 o 12 cm y constan de cuatro porciones: pabellón,
ampolla, istmo y porción intramural.

La porción intramural está
íntimamente relacionada con la pared del útero, en
cuya cavidad se abre. Comienza en el orificio uterino de la
trompa, atraviesa la pared del útero y se continúa
con el istmo. El tramo intramural mide aproximadamente 1
cm.

El istmo es la porción tubárica que emerge
de la pared uterina, entre dos ligamentos: el ligamento
uteroovárico, ya citado, y el ligamento redondo, un
refuerzo que une el útero con las regiones inguinal y
pubiana.

La porción ístmica mide unos 3-4 cm y
lleva una dirección horizontal hacia fuera, en busca del
polo inferior del ovario.

La ampolla o porción ampollar bordea
el ovario ascendiendo adosada a su borde anterior. Es más
ancha que el istmo y mide unos 5 cm de longitud. En el polo
superior del ovario se dobla hacia la cara interna de
éste, ensanchándose para formar el pabellón,
extremo perforado por el orificio abdominal de la trompa, por
donde entra el óvulo expulsado por un folículo
ovárico maduro. El borde del pabellón está
circundado por unas prolongaciones, las fimbrias o franjas del
pabellón, una de las cuales, más larga, se une al
ovario.

El peritoneo, al cubrir la trompa, forma una parte del
ligamento ancho denominada mesosalpinx (de griego salpigx: tubo).
El ligamento ancho es un pliegue formado por la lámina
peritoneal al caer por detrás y por delante de la trompa,
y el mesosalpinx es la aleta superior del ligamento ancho. Entre
las dos láminas del mesosalpinx hay un resto
atrófico del cuerpo de Wolf embrionario, el órgano
de Rosenmuller, un conducto paralelo a la trompa del que parten
perpendicularmente otros conductos que se dirigen hacia el
ovario.

Las trompas están en contacto por
arriba, a través del peritoneo, con asas
intestinales.

  • Estructura interna

La trompa está formada por tres capas
concéntricas, mucosa, muscular, y serosa, con variaciones
en las diferentes porciones de la trompa.

La mucosa está surcada de pliegues
longitudinales, más pronunciados en el pabellón. El
epitelio que la tapiza es cilíndrico simple con
células ciliadas y algunas células secretoras, no
ciliadas.

La capa muscular consta de una túnica interna de
fibras circulares y otra externa de fibras longitudinales. Es
más gruesa cerca del útero.

La serosa peritoneal recubre la trompa, salvo en la
porción intramural, ya que ésta atraviesa el
útero.

  • Función de las trompas

Al romperse el folículo de De Graaf, el
óvulo cae a la cavidad peritoneal, pero las fimbrias del
pabellón establecen una corriente líquida que
arrastra el óvulo hasta el orificio abdominal de la
trompa. Una vez dentro, los pliegues de la mucosa, más
abundantes en el pabellón, retrasan el avance del
óvulo hacia el útero. Las células secretoras
tubáricas aportan material nutritivo al
óvulo.

Por otra parte, los espermatozoides depositados en la
vagína tras el coito recorren el útero y entran en
las trompas por el orificio uterino, llegando hasta la
porción ampollar, donde normalmente, se pro- duce la
fecundación. El desplazamiento de los espermatozoides se
realiza por su propia motilidad, ayudados por los movimientos de
la trompa. En la fecundación sólo interviene un
espermatozoide: al pene- trar su cabeza en el óvulo, este
se hace impermeable a la entrada de otros espermios.

El óvulo, fecundado o no, recorre la trompa en
dirección al útero, ayudado por los movimientos de
los cilios del epitelio y por las contracciones de la capa
muscular. Este recorrido dura unos 3 días, durante los
cuales – si ha existido fecundación- se producen las
primeras divisiones celulares del cigoto.

  • Útero
  • Situación, forma y relaciones

El útero está situado entre la vejiga y el
recto, debajo de las asas intestinales y por encima de la
vagína, con la que se continúa caudalmente. Tiene
forma de cono, un poco aplanado y con el vérti- ce hacia
abajo. Mide unos 7 cm de altura y, en su parte más
abultada – por arriba – unos 5 cm de anchura.

Hacia la mitad presenta un estrechamiento o
istmo uterino que lo divide en dos partes: hacia arriba el cuerpo
y hacia abajo el cuello, que presenta una forma más o
menos cilíndrica.

El cuerpo está inclinado hacia delante y se apoya
sobre la cara superior de la vejiga, formando un ángulo
con el cuello de unos 120º. Este pliegue conforma la
denominada posición de anteflexión; Por otra parte,
la disposición del útero en conjunto, en
relación con la vagína, forma con ésta un
ángulo de casi 90º: posición de
anterversión del útero.

En todo caso, el útero es un órgano muy
móvil y su posición varía según el
estado de las vísceras próximas: la vejiga y el
recto.

El borde superior del útero es el fondo y a ambos
lados están los ángulos uterinos, de los que parten
las trompas. También en esos ángulos se insertan a
cada lado, los ligamentos uteroováricos y redondo. Este
último es un medio de unión que fija el
útero a las regiones inguinal y pubiana, llegando hasta la
piel de la vulva. En el conducto inguinal ocupa el lugar
correspondiente al cordón espermático del
varón.

El cuello uterino está unido a la vagína.
Al insertarse en ésta, queda dividido en una
porción supravaginal y otra vaginal que se proyecta hacia
su interior y recibe el nombre de hocico de tenca. Esta
porción presenta el orificio externo del cuello uterino,
pequeño y redondeado en las nulíparas y más
irregular en las multíparas.

La cavidad del cuerpo del útero es una hendidura
transversal de forma triangular, con un vértice en el
istmo y otros dos en las salidas de las trompas. El
vértice inferior es el orificio cervical interno y se
continúa con la cavidad del cuello, que se abre a la
vagína a través del orificio cervical
externo.

El peritoneo recubre el fondo uterino y parte de la
pared posterior. Hacia delante llega hasta la zona de contacto
con la vejiga, donde se refleja cubriendo su superficie superior,
delimitando, entre estos dos órganos, el fondo de saco
vesicouteriono. Hacia atrás llega hasta la vagína,
a la que cubre el parte – unos 2 cm – para, a
continuación, ascender cubriendo el recto. Entre estos dos
órganos se forma el fondo de saco rectouterino o fondo de
saco de Douglas, palpable por tacto rectal y vaginal.

A ambos lados del útero, el peritoneo cubre las
trompas, el ligamento uteroovárico y el ligamen- to
redondo, cayendo sobre estas estructuras a lo largo de toda su
longitud. El pliegue peritoneal resultante es el ligamento ancho
que, a cada lado, se extiende desde los bordes laterales del
útero hasta la pared lateral pelviana, donde se entinta
con el peritoneo parietal. Por abajo cada ligamento ancho se
inserta en el suelo pelviano, y por arriba quedan tres bordes
libres que contienen la trompa, el ligamento uteroovárico
con el ovario y el ligamento redondo.

De cada uno de ellos se extiende hacia abajo una
pequeña aleta de ligamento ancho, la aleta superior o
mesosalpinx, que corresponde al pliegue determinado por la
trompa; la aleta anterior pertenece al ligamento redondo, y la
aleta posterior, está formada por el ligamento
uteroovárico.

En esta última, la parte correspondiente al
ovario es el mesovario. Entre las dos hojas del ligamento ancho
circulan las arterias y venas uterinas y sus ramas para la trompa
(arterias tubáricas). En la parte correspondiente al
mesosalpinx está el órgano de
Rosenmuller.

  • Estructura interna

El útero tiene tres capas que, de
dentro afuera son:

z Mucosa o endometrio

La mucosa o endometrio está formada por un
epitelio cilíndrico simple, con células ciliadas y
secretoras, de descansa sobre un corion con numerosos vasos
sanguíneos y glándulas exocrinas tubulares
simples.

Disminuye de espesor en istmo, donde el
corion contiene más glándulas

En el cuello presenta unos pliegues en
forma de palma que algunos denominan -árbol de la
vida.

El epitelio mantiene su estructura básica hasta
llegar al orificio cervical externo, donde se continúa con
el epitelio vaginal, de tipo estratificado plano no
querantinizado. Esta zona de transición, donde el epitelio
cambia su morfología, reviste especial interés
clínico ya que es precisamente el lugar donde con mayor
frecuencia asienta el cáncer de cuello uterino. La parte
de mucosa situada hacia dentro del orificio externo es el
endocérvix, y la que está situada hacia fuera, el
exocérvix, que presentan las diferencias epiteliales
mencionadas.

z Muscular o miometrio

La túnica muscular o miometrio es la más
gruesa. Está constituida por tres capas de fibras
musculares lisas:

  • Capa interna, formada por fibras
    longitudinales.

  • Capa media, mucho más gruesa, con fibras
    dispuestas en espiral alrededor del útero, de manera
    semejante a las espiras de un muelle. Esta disposición
    permite su elongación en caso de producirse un
    embarazo y consiguiente crecimiento uterino y favorece su
    actuación en el parto, al contraerse en el periodo
    expulsivo.

  • Capa externa, cuyas fibras vuelve a ser
    longitudinales.

El miometrio está muy vascularizado y contiene
abundantes fibras conjuntivas. Durante el embarazo sufre una
hipertrofia que desaparece después del parto.

z Serosa o adventicia

La envoltura serosa está representada por el
peritoneo en las porciones uterinas cubiertas por él: el
fondo y parte de las caras anterior y posterior. El resto, las
zonas desnudas de perito- neo, disponen de una adventicia de
tejido conjuntivo.

  • Funciones del útero

El útero tiene dos funciones
esenciales:

z Mantener el embrión durante el
embarazo

En la primera función es el endometrio el que
toma un papel activo. Durante la segunda mitad del ciclo ha
proliferado y sus glándulas secretan sustancias
nutritivas: si hay embarazo está preparado para la
anidación y se mantiene así durante toda la
gestación.

Cuando el huevo fecundado llega al útero, se
nutre de las secreciones endometriales. Al cabo de 3-4
días, por mitosis sucesivas ha alcanzado la fase de
blastocisto y está rodeado por células
trofoblásticas secretoras de enzimas proteolíticas.
Estas enzimas licuan el endometrio, liberándose gran
cantidad de sustancias nutritivas y formándose una cavidad
donde anida el blastocisto.

Durante las primeras semanas, el embrión se
alimenta fundamentalmente a través de las células
trofoblásticas, hasta que se desarrolla la placenta, unida
al feto por las arterias y la vena umbilical. Las vellosidades
placentarias están inmersas en los senos venosos del
endometrio, dependientes de la arteria y la vena uterinas, con
sangre materna. El oxígeno y los nutrientes pasan de la
sangre materna a la fetal por difusión simple y otros
sistemas de transporte.

El mantenimiento del cuerpo lúteo del ovario se
debe a la producción en la placenta de la hormona
gonadotropina cariónica, que mantiene la capacidad
nutritiva del endometrio.

z Expulsarlo cuando el feto llega a
término

En cuanto a la segunda función, la
expulsión del feto maduro, es el miometrio el que adquiere
el protagonismo. No se conoce con exactitud el mecanismo por el
cual, llegado el momento, se pone en marcha el parto. Participan
de forma importante la distensión de las fibras musculares
uterinas y una serie de estímulos hormonales, tanto
maternos como fetales. La oxitocina, una hormona secretada por la
neurohipófisis, es capaz de provocar directamente las
contracciones uterinas; los estrógenos actúan
facilitando la acción oxitócica y las
prostaglandinas regulando la actividad del útero. Una vez
iniciado, el proceso se autoalimenta de la siguiente manera: la
cabeza fetal dilata el cuello uterino, lo que provoca un reflejo
de secreción de oxitocina por la neurohipófisis; la
oxitocina contrae la musculatura del útero, haciendo
descender al feto por el canal del parto, lo que dilata
aún más el cuello uterino y se vuelve a repe- tir
el ciclo.

Las contracciones del parto comienzan en el fondo del
útero y se dirigen hacia abajo, perdiendo intensidad en su
progresión. Al principio son distantes entre sí,
pero la frecuencia aumenta hasta llegar a una contracción
cada 2-3 minutos, cada vez de mayor intensidad, que terminan por
producir la expulsión del feto y de la
placenta.

Inmediatamente después del parto, el útero
comienza a involucionar, volviendo a su tamaño previo al
embarazo al cabo de 4 semanas.

  • Vagina
  • Situación, forma y relaciones

La vagina es un conducto que se extiende
desde el cuello del útero hasta la vulva. Está
situada entre la vejiga y el recto, de los que la separan sendos
tabiques conjuntivos.

Mide de 7 a 10 cm y sus paredes son muy
elásticas y plegadas para permitir la salida del feto en
el parto. En su extremidad superior forma un fondo de saco
alrededor del hocico de tenca o porción intravaginal del
cerviz. El extremo inferior está cerrado en parte por un
pliegue mucoso, el himen, que en la mayoría de los casos
se rompe tras el primer coito. Los restos deflecados del himen se
denominan carúnculas mirtiformes.

Por delante está en relación con la cara
posterior de la vejiga y la porción terminal de los
uréteres y, un poco más abajo, con la uretra. Por
detrás se relaciona con el recto. El fondo de saco vaginal
está en contacto con el fondo de saco de
Douglas.

  • Estructura interna

La vagina consta de mucosa, muscular y adventicia. La
mucosa está formada por un epitelio estratificado no
querantinizado y presenta numerosos pliegues transversales. La
mucosa vaginal experimenta cambios durante el ciclo menstrual:
bajo la influencia de los estrógenos en la primera fase,
el epitelio de la vagina experimenta un crecimiento rápido
y se cornifica. Después de la ovulación, el
epitelio vaginal se infiltra de leucocitos y se secreta un moco
viscoso; el frotis presenta en esta fase células
cornificadas, mucina, y leucocitos.

La capa muscular es de fibras lisas circulares y
longitudinales entremezcladas. Los músculos estriados
próximos a la vagina (esfínter de la uretra,
elevador del ano, bulbocavernoso, etc) añaden algunas
fibras a su pared.

La adventicia contiene vasos y nervios. Se
continúa con el tejido conjuntivo que envuelve a los
órganos próximos.

  • Funciones de la vagina

Es el órgano copulador de la mujer, encargado de
recibir al pene. Contribuye a la lubricación durante el
acto sexual mediante la secreción mucosa, necesaria para
que el coito produzca una sensación satisfactoria. Por
otra parte, durante el orgasmo, su capa muscular se contrae
rítmicamente, estimulando el pene.

Durante el parto, la elasticidad de la pared vaginal
permite la dilatación suficiente para que el feto pase por
ella hacia el exterior.

El estudio de las células descamadas del epitelio
vaginal permite establecer el diagnóstico precoz del
cáncer genital si en el frotis aparecieran células
anormales.

En la mujer, durante el coito se observan
diversos cambios fisiológicos:

z
Excitación

Las sensaciones, debidas a estimulación
fisicomecánica o psíquica siguen una vía
consciente hacia el encéfalo y una vía inconsciente
que, a través de la médula espinal, provoca por
vía parasimpática la erección del
clítoris. Además se produce la tumescencia de los
labios mayores, una secreción mucosa procedente de las
glándulas de Bartholin y mayoritariamente de la
trasudación de plasma desde el plexo vascular vaginal, con
objeto de lubrificar la vagina, favorecer el coito y neutralizar
el pH ácido de la vagina para aumentar la viavilidad de
los espermatozoides. La vía parasimpático provoca
también un alargamiento de los dos tercios internos de la
vagina con elevación del útero y un estrechamiento
del tercio externo de la vagina, forman- do la plataforma
orgásmica femenina. Finalmente, la estimulación
parasimpática conduce a una dilatación arterial y
constricción venosa de los vasos sanguíneos
vaginales, con la finalidad de constreñir las paredes de
la vagina en torno al pene del varón e incrementar
así las sensaciones.

z Orgasmo

Los cambios experimentados por la mujer en
la fase anterior provocan un incremento de la superficie de
contacto vaginovulvar. Se incrementa la intensidad de la
sensación fisicomecánica, lo cual tiene una
proyección espinal que por vía parasimpática
incrementa las respuestas antes descritas pero, sobre todo, tiene
una proyección consciente encefálica o
sensación de orgasmo equivalente a la eyaculación
del varón. Ambas proyecciones inducen la aparición
de contracciones rítmicas del suelo de la pelvis, lo que
determina los movimientos intermitentes de la plataforma
orgásmica, y contracciones de las paredes vaginal, uterina
y de las trompas de Falopio. Se ha especulado (pero no
constatado) que la sensación del orgasmo femenino
también puede provocar la secreción de
oxitócina, vía
hipotálamo-neurohipófisis, que incrementaría
la contracción de las paredes del tracto genital. La
importancia funcional del orgasmo en la mujer reside en el hecho
de que el incremento en la actividad contráctil de la
musculatura genital incrementa la marcha de los espermatozoides
hacia el oocito II y así se favorece la
fecundación.

z
Resolución

Esta última fase puede presentarse de forma
similar a lo acontecido en el varón, con una
involución rápida de los cambios vagino-vulvares,
vía inhibición espinal simpática, con vuelta
a los niveles de partida, relajación muscular y
disminución de la vasocongestión. No obstante, es
habitual que tras el orgasmo femenino se regrese a un nivel
todavía alto de excitación, sobre el cual pueden
superponerse otros orgasmos si las estimulaciones persisten, lo
cual se conoce como respuesta multiorgásmica.

  • Genitales externos. Uretra femenina
  • Situación, forma y relaciones

El conjunto de órganos genitales externos de la
mujer se denomina vulva. Está limitada por dos pliegues
mucosos o labios mayores, que confluyen por detrás en la
comisura posterior y por delante en el monte de Venus, una
prominencia de tejido adiposo situada por delante de la
sínfisis del pubis. Tanto el monte de Venus como la
superficie externa de los labios mayores están cubiertos
de vello.

Por dentro de los labios mayores hay otros dos pliegues
mucosos denominados labios menores o ninfas, que en la parte
anterior se unen por delante y por detrás del
clítoris, formando respectiva- mente el capuchón y
el frenillo del clítoris. Entre los labios mayores y los
menores están los surcos labiales.

Los labios menores delimitan el vestíbulo, donde
se abren la vagina (introito vaginal), en la parte más
posterior, y la uretra (meato uretral), por delante. En el
vestíbulo desembocan las glándulas de Bartholin,
que se abren en un surco formado entre el himen y la cara interna
de los labios menores. Son dos glándulas alargadas, de 1
cm de longitud, situadas a ambos lados de la vagina. Producen un
líquido lubricante que desempeña un papel
fundamental en el coito.

El órgano eréctil de la mujer es el
clítoris, formado a partir de dos cuerpos cavernosos.
Estos se hallan adosados a las ramas isquiopubianas, cubiertos
por los músculos isquiocavernosos y, hacia delante, se
unen en la línea media para formar el cuerpo del
clítoris, que se dirige hacia abajo y atrás
cubierto por la zona de unión de los dos labios menores,
el capuchón o prepucio. El extremo del clítoris se
denomina glande y, como el pene, está cubierto por una
lámina fibrosa (fascia clitorídea) de la cual salen
algunas fibras hacia la sínfisis del pubis que constituyen
el ligamento suspensorio del clítoris.

También están formados por tejido
eréctil los bulbos vestibulares, situados a ambos lados de
los orificios vaginal y uretral. Se unen por delante del orificio
uretral en la comisulares está cubiertos por los
músculos bulbocavernosos.

La uretra femenina, aunque no es un órgano
genital, está en estrecha relación con ellos, ya
que desemboca en el vestíbulo vulvar. Es un conducto de
unos 3 cm que se extiende desde el cuello de la vejiga hasta la
vulva. Desciende por delante de la vagina, paralela a esta, y
desemboca en el ves- tíbulo por delante de ella y por
detrás del clítoris. La vagina y la uretra
está separadas por un tabi- que fibroso
uretrovaginal.

  • Estructura interna

Los labios mayores son pliegues cutáneos con
abundantes glándulas sudoríparas y sebáceas.
La piel está adherida a fibras musculares lisas que forman
el músculo dartos de la mujer. El tejido conjuntivo es muy
elástico, con abundantes células
adiposas.

Hacia dentro, los labios menores tienen un epitelio
también escamoso, pero menos querantinizado que la piel de
los labios mayores.

El vestíbulo o espacio interlabial está
tapizado por mucosa provista de un epitelio escamoso no
querantinizado. En el desembocan la vagina y la uretra y, a ambos
lados, las glándulas de Bartholin (tubuloacinosas) y las
glándulas periuretrales, homólogas a las
glándulas prostáticas del varón.

El clítoris, los cuerpos cavernosos y los bulbos
vestibulares son órganos formados por tejido
eréctil similar al pene, aunque más
rudimentarios.

La uretra está constituida al comienzo por una
mucosa de tipo urinario, que más abajo se hace
estratificado prismático y, en la proximidad del
vestíbulo, estratificado pavimentoso no querantinizado. La
capa muscular consta de fibras longidutinales internas y
circulares externas, que en el orificio interno de la uretra se
confunden con las fibras musculares de la vejiga formando el
esfínter liso o interno. Al atravesar el diafragma
urogenital, las fibras musculares estriadas forman el
esfínter externo, voluntario.

  • Función de la vulva

La vulva interviene en el parto dilatando el orificio
vaginal para permitir el paso al feto. También tiene gran
importancia como zona erógena por las numerosas
terminaciones sensitivas que presenta. Durante el acto sexual,
las glándulas de Bartholin producen una secreción
lubricante que facilita la penetración. Por otra parte, la
uretra desemboca en la vulva, por lo que ésta interviene
en el proceso de eliminación urinaria.

  • La mama

Las mamas están situadas en la región
anterior del tórax, a ambos lados del esternón
hasta la axila y desde la 2ª hasta la 6ª costilla,
adosadas al músculo pectoral mayor.

Tienen forma hemiesférica, determinada por la
propia glándula y la fascia que la rodea, que contienen
abundante grasa. En su zona central está el pezón,
un saliente cilíndrico de aproximadamente 1 cm de anchura
y 1 cm de altura, perforado por 15 o 20 orificios denominados
poros galactóforos. El pezón, está rodeado
por la areola mamaria, cuya superficie es irregular por las
abundantes glándulas sebáceas que contiene. El
pezón y la areola tienen una coloración rosada
hasta el primer embarazo a partir del cual adquiere un color
más oscuro.

La glándula mamaria está cubierta por una
cápsula conjuntiva que se une a la piel mediante peque-
ñas láminas, entre las cuales se forman unas fosas
adiposas. La zona de la areola carece sin embargo de tejido
adiposo. Por la cara posterior existe también una capa de
tejido adiposo que separa la glándula de la aponeurosis
del músculo pectoral mayor y la fascia superficial del
tórax.

  • Estructura interna

La estructura de la mama varía según el
periodo de la vida de la mujer, pero mantiene unas
características básicas constantes. Se trata de una
glándula tubuloalveolar formada por 15 o 20 lóbulos
separados por un tejido conjuntivo. Cada lóbulo se divide
en lobulillos, de los cuales surgen conductos interlobulillares
que acaban reuniéndose en un conducto galactóforo.
De cada lóbulo sale, por tanto, un conducto
galactóforo que se dirige hacia el vértice del
pezón para abrirse en un poro galactóforo. Antes de
entrar en el pezón presentan un ensanchamiento, el seno
galactóforo o seno lácteo.

Los conductos galactóforos
están formados por un epitelio escamoso no
querantinizado.

El pezón y la areola disponen de fibras
musculares lisas dispuestas en forma circular y radial, que
provocan la erección del pezón ante
estímulos como el frío o el tacto.

La mama comienza a desarrollarse a partir de la pubertad
gracias al estímulo hormonal de la secreción
ovárica (estrógenos y progesterona). Los
estrógenos favorecen la proliferación de la
porción excretora (canales interlobulillares, conductos
galactórofos), mientras que la progesterona es responsable
del desarrollo de la porción secretora (lobulillos y
lóbulos). Además, crece el tejido adiposo, lo que
determina un aumento de volumen de los senos. Durante los ciclos
menstruales se pro- duce, antes de cada período, un ligero
aumento de volumen que desaparece después de su
finalización. Este aumento se debe a la vaso
dilatación y al edema provocados por los cambios
hormonales, pero no se producen cambios estructurales.

A partir de la menopausia la glándula tiende
atrofiarse y a volver al estado anterior a la
pubertad.

  • Función de la mama

La función biológica esencial de la mama,
rasgo que compartimos con el resto de los mamíferos, es la
producción de leche para la alimentación del
niño en el periodo posterior al parto. En la especie
humana tiene también importancia como carácter
sexual femenino y, así, debido a la rica inervación
sensitiva de la areola y del pezón, desempeña un
papel significativo en la estimulación sexual, como zona
erógena.

Durante el embarazo las mamas adquieren su desarrollo
funcional completo gracias a la acción de varias hormonas:
estrógenos, progesterona, prolactina, lactógeno
placentario, hormona del crecimiento y cortisol, de forma que en
el momento del parto la glándula mamaria se halla lista
para iniciar la lactogénesis.

A pesar de que los niveles crecientes de prolactina
tienden a estimular la producción de leche, ésta
prácticamente no se produce durante el embarazo debido a
la inhibición que ejercen la progesterona y los
estrógenos sobre este proceso. Una vez expulsada la
placenta después del parto, disminuyen bruscamente los
niveles de estrógenos y progesterona y por consiguiente,
la inhibición que ejercían sobre la
lactogénesis, comenzando la formación de leche. La
primera secreción de leche que se produce es rica en
proteínas y escasa en lípidos y se denomina
calostro.

El amamantamiento estimula la secreción de
prolactina, y ésta, a su vez, mantiene y aumenta la
producción de leche; por ello, el vaciamiento de la mama
es necesario para seguir manteniendo la lactancia. Por otra
parte, la prolactina inhibe la secreción
hipotalámica de GnRH y, por lo tanto, los ovarios
están inactivos, los niveles de estrógenos y
progesterona son bajos y no se producen nuevos ciclos ni
ovulación hasta que se abandona la lactancia.

La secreción láctea y su mantenimiento
requiere, además de la prolactina, otras hormonas como la
insulina, la tiroxina, el cortisol y la hormona del crecimiento.
Por otra parte, la leche no fluye espontáneamente a
través de los pezones, sino que requiere la
intervención de reflejos neuronales y hormonales: cuando
el niño succiona el pezón, los impulsos sensitivos
llegan a la médula y, de ésta, al
hipotálamo, donde se produce oxitocina. Esta hormona
contrae las células mioepiteliales de los alvéolos,
que expulsan la leche hacia los conductos galactóforos,
donde es absorbida por el niño.

La lactancia materna, además de constituir el
mejor medio de nutrición para el recién nacido,
aorta a éste inmunoglobulinas y anticuerpos de gran
importancia en los primeros meses de vida, cuando el sistema
inmunitario es aún inmaduro y no es capaz por sí
mismo de fabricar las defensas necesarias.

Ciclo reproductor
femenino: ciclo ovárico y ciclo endometrial

Cada 28 días (margen fisiológico entre 21
y 35 días), desde la menarquia hasta la menopausia, se
evidencia en la mujer la salida al exterior del denominado flujo
menstrual, en una cantidad aproximada de 100 cc, que contiene
leucocitos, hematíes, agua, moco, restos de tejido
endometrial, etc

La menstruación, estigmatizada en muchas culturas
hasta hace pocos años, es la manifestación externa
más notoria de dos importantes procesos
fisiológicos fundamentales para la continuidad de la
especie humana: el ciclo ovárico y el endometrial, que de
forma periódica se suceden en el organismo femenino con el
objetivo de proporcionar un óvulo que pueda ser fecundado
y un endometrio donde éste pueda implantarse y
desarrollarse.

Ambos ciclos ocurren de forma simultánea y
están regulados por el hipotálamo, la
hipófisis y los ovarios.

  • Ciclo ovárico y ovulación

En el ciclo ovárico se suceden dos fases
importantes, cada una de las cuales dura aproximadamente 14
días. En la primera fase se produce la maduración
del folículo y en ella normalmente predominan los
estrógenos. En la segunda fase encontramos el cuerpo
lúteo y hormonalmente predomina la progesterona, aunque
también hay producción de
estrógenos.

El elemento fundamental del ciclo ovárico es el
folículo. El número de foliculos primordiales varia
a lo largo de la vida de la mujer; en el nacimiento ésta
tiene entre 250.000 y 500.000 folículos. Al llegar a la
pubertad disminuye el número a unos 100.000. de estos
100.000 sólo madurarán definitivamente unos 400 y
el resto desaparecen o se atrofian.

  • Folículo primordial

Los folículos primordiales tienen
dos destinos posibles. Los que maduren evolucionarán en
las siguientes fases: folículo maduro, folículo de
De Graaf, cuerpo lúteo y cuerpo lúteo
gravídico (en caso de que exista fecundación), o
involucionarán a cuerpo albicans si no existe
fecundación. Los folículos primordiales que no han
madurado se atrofia, dando lugar al cuerpo fibroso.

El folículo primordial está
constituido por:

  • Célula germinal u
    ovocito

  • Célula de la
    granulosa.

Cuando el folículo está en
maduración, las células de la granulosa proliferan
formando múlti- ples capas. Aparece una
diferenciación celular entre las células de la
granulosa y el estroma circun- dante que después
constituirá la teca.

La teca está dividida en:

  • Teca interna, muy vascularizada y rica
    en hormonas.

  • Teca externa, formación fibrosa
    de sostén.

El desarrollo folicular va a depender de la presencia de
las hormonas gonadotrópicas FSH y LH . el ovario responde
produciendo estrógenos, de forma simultánea al
crecimiento folicular y a la maduración del
óvulo.

  • Folículo de De Graaf

Se llama así cuando el folículo ha
alcanzado la madurez, y en él se distinguen las siguientes
formaciones: teca, capa granulosa y antro.

  • Teca: llena de líquido y rica en
    estrógenos.

  • Capa granulosa: constituida por varias hileras de
    células. En una zona del folículo se observa
    una acumulación de células de la granulosa que
    se proyectan hacia el interior del antro, y en el interior de
    esta acumulación celular se encuentra la célula
    germinal. Este grupo celular se denomina disco ooforo. La
    capa de células en contacto con la célula
    germinal constituirá la corona radiata. Entre la
    corona radiata y la célula germinal existe una zona
    llamada membrana pelúcida. En la capa granulosa no se
    ven vasos sanguíneos y sus células son
    hormonalmente activas.

  • Antro: cavidad central llena de
    líquido.

  • Ovulación

El folículo de De Graaf crece hasta alcanzar un
diámetro de 10 a 12 mm. Se aproxima de forma gradual a la
superficie del ovario hasta que sobresale de éste, de
manera que por compresión se va formando una zona clara y
delgada que acaba por romperse, y expulsa el líquido
folicular junto con el óvulo, rodeado por la zona
pelúcida y la corona radiata. La rotura folicular no es un
fenómeno explosivo, aunque por la descripción pueda
parecerlo.

La ovulación tiene lugar hacia el día 14
del ciclo. El motivo desencadenante puede atribuirse al aumento
de la secreción de gonadotropinas LH y FSH. El aumento
brusco de la LH desencadena la ovulación: se dice que la
LH es la hormona "gatillo" de la ovulación. En los ovarios
el aumento de gonadotropinas se correspondería con un pico
de la secreción de estrógenos y
progesterona.

Cuerpo lúteo o amarillo

Después de la ovulación, el
folículo de De Graaf se colapsa, y empieza así su
fase de cuerpo lúteo. Esta fase se caracteriza por un
aumento de la produc- ción de progesterona y por un
descenso de la producción de gonadotropinas hipofisarias
debido a la acción inhibitoria que ejercen los
estrógenos y la progesterona. Antes de la aparición
de la menstruación, tiene lugar un descenso brusco de los
niveles hormonales.

En esta fase se establecen cuatro
estadios:

  • Estadio de proliferación, cuya
    característica principal es el engrosamiento de la
    teca interna.

  • Estadio de vascularización, en el cual hay
    crecimiento de las células de la granulosa y
    penetración de vasos procedentes de teca
    interna.

  • Estadio de madurez, donde el cuerpo lúteo, de
    color amarillento, se hace evidente sobre la superficie del
    ovario. Tiene forma más o menos esférica y mide
    1-2 cm de diámetro.

  • Estadio de regresión, que ocurre hacia el
    día 23-26 del ciclo, aunque la secreción de
    esteroides empieza a disminuir ya a partir del día 22
    del ciclo. Esta regresión se caracteriza por fibrosis
    e hialinización de las células
    luteínicas. Cuando termina este proceso aparece el
    denominado cuerpo albicans.

Cuando el óvulo es fecundado, el cuerpo
lúteo no involuciona y se transforma en cuerpo
lúteo gravídico.

Los folículos primordiales, que entran en
proliferación al principio del ciclo y que no evolucionan,
empiezan la regresión mucho antes y forman
folículos atrésicos; éstos
experimentarán una involución semejante a la del
cuerpo lúteo y formarán los cuerpos
fibrosos.

  • Ciclo endometrial y menstrual

El endometrio, que es la mucosa que recubre la cavidad
del cuerpo uterino, experimenta diferentes cambios
morfológicos a lo largo del ciclo menstrual de la mujer y
se caracteriza por la capacidad de descamarse y de regenerarse
cada 28 días.

Estos cambios cíclicos son simultáneos y
están desencadenados por los cambios endocrinos del
ovario, los cuales pueden simplificarse de la siguiente forma: en
la fase preovulatoria o folicular se produce estradiol en
cantidad creciente; en la fase postovulatoria o luteínica
hay 17-betaestradiol y además progesterona procedentes del
cuerpo lúteo; en la fase premenstrual existe un descenso
de estradiol y de progesterona, por la regresión del
cuerpo lúteo.

  • Etapas

Paralelos a estos cambios en la secreción de
hormonas, durante el ciclo ovárico, se conocen cuatro
etapas fundamentales de ciclo endometrial:

  • Fase proliferativa, en respuesta a la
    estimulación por el estradiol.

  • Fase secretora, secundaria al efecto
    combinado de estrógenos y progesterona.

  • Fase isquémica premenstrual, que
    corresponde a la regresión del cuerpo lúteo y
    al descenso de estrógenos y progesterona.

  • Menstruación, como consecuencia
    de la supresión de la progesterona.

  • Cambios

Los cambios que se producen en las glándulas, en
el epitelio y en el estroma durante estas fases son los
siguientes:

– En la fase proliferativa aumenta el
espesor del endometrio y la longitud de sus
glándulas.

  • En la fase secretora las
    glándulas se vuelven más tortuosas y el
    epitelio aumenta de anchura.

A medida que esta fase progresa, se produce una rotura
de las células secretoras con vertido de glucógeno
y mucopolisacáridos en la luz glandular. Al final de la
fase secretora, aparece un infiltrado leucocitario que indica el
inicio de la hemorragia menstrual.

  • En la fase isquémica
    premenstrual se produce una regresión
    endometrial.

  • La menstruación es la descamación
    periódica de la capa funcional del endometrio. Queda
    la capa basal a partir de la cual el endometrio se va a
    regenerar en su totalidad. La menstruación tiene lugar
    si el ovocito no ha sido fecundado. Este proceso se inicia
    24-48 horas antes del inicio de la menstruación, y al
    tercero o cuarto días de iniciada la
    menstruación el endometrio está ya totalmente
    regenerado. Esta secuencia tiene lugar cada más y se
    debe al descenso brusco de estrógenos y progesterona a
    causa de la regresión del cuerpo
    lúteo.

Ya desde el primer día de menstruación, un
nuevo folículo primordial empieza a madurar y
simultáneamente se inicia la regeneración del
epitelio a partir de la capa basal del endometrio; de forma que
al cuarto o quinto días de iniciarse la
menstruación ésta cesa y aparecen de nuevo nive-
les de estrógenos en sangre.

  • Ciclo menstrual

Los límites de normalidad de los ciclos
menstruales se establece entre 21 y 35 días, siendo lo
más habitual entre 26 y 30 días. Ciclos de menos de
21 días o de más de 35 días se consideran
anormales. La menstruación se presenta desde la pubertad
hasta la menopausia, excepto durante los períodos de
embarazo y lactancia. La duración del flujo menstrual
suele ser de 4-6 días, pero se consideran
fisiológicas duraciones que oscilen entre 2 y 8
días.

Las características principales del flujo
menstrual son: color rojo, contiene sustancias
fibrinolíticas procedentes del endometrio que la hacen
incoagulable, agua, hematíes, leucocitos, células
del tejido endometrial, moco del cuello uterino,
descamación vaginal y prostaglandinas.

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL
APARATO REPRODUCTOR MASCULINO Y FEMENINO

Aparato reproductor
masculino

Los órganos genitales masculinos son: Los
testículos, con funciones endocrinas (producción de
hormonas masculinas) y funciones de génesis y
maduración de los gametos masculinos o espermatozoides,
que serán trasladados a través de las vías
espermáticas hasta la uretra, la cual desemboca en el
exterior a través del pene. Incluyen otros órganos
accesorios, como la próstata y las glándulas de
Cowper.

Testículos

Situación, forma y relaciones
Estructura interna Funciones de los testículos

Vías espermáticas

Situación, forma y relaciones
Estructura interna

Función de las vías
espermáticas

Próstata

Situación, forma y relaciones
Estructura interna Funciones de la próstata

Pene

Situación, forma y relaciones
Estructura interna

Función del pene
Excitación

Orgasmo Resolución

Uretra masculina

Aparato reproductor
femenino

El aparato genital femenino se compone de
dos ovarios, dos tubas o trompas de Falopio, el útero, la
vagina y la vulva. Incluiremos el estudio de la mama como
órgano ligado a la fisiología femenina, ya que en
la mujer posee unas características morfológicas y
funciona- les que no existen en el varón, donde constituye
un órgano rudimentario.

Ovario

Situación, forma y
relaciones

Temario Específico.Esquema
46

Estructura interna Folículo
secundario

Folículo terciario

Folículo maduro o de De
Graaf

Función del ovario

Trompas de Falopio

Situación, forma y relaciones
Estructura interna

Función de las trompas

Útero

Situación, forma y
relaciones

Estructura interna Mucosa o
endometrio

Muscular o miometrio Serosa o
adventicia

Funciones del útero Mantener el
embrión durante el embarazo

Expulsarlo cuando el feto llega a
término

Vagina

Situación, forma y relaciones
Estructura interna Funciones de la vagina

Excitación

Orgasmo Resolución

Genitales externos. Uretra
femenina
Situación, forma y relaciones Estructura
interna

Función de la vulva

La mama

Estructura interna Función de la
mama

Ciclo reproductor femenino: ciclo ovárico y ciclo
endometrial

Cada 28 días (margen fisiológico entre 21
y 35 días), desde la menarquia hasta la menopausia, se
evidencia en la mujer la salida al exterior del denominado flujo
menstrual, en una cantidad aproximada de 100 cc, que contiene
leucocitos, hematíes, agua, moco, restos de tejido
endometrial, etc

Ciclo ovárico y ovulación

Folículo primordial Folículo
de De Graaf

Ovulación

Ciclo endometrial y
menstrual

Etapas

Cambios

Ciclo menstrual

BIBLIOGRAFÍA

A. Cordova. Fisiologia Dinámica.
Editorial Masson. 2003. Barcelona.

Elle Baily, Lloyd Zusi et al.
Enciclopedia de la Enfermería. Volumen IV. Editorial
Oceano/Centrum.1998.Barce- lona.

R. M. Blasco, M.P. Mompart.
Enfermería Maternal. Editorial Masson-Salvat. Barcelona.
Orts Llorca F. Anatomia Humana.5 Edición. Tomo III.
Editorial científico- médica.
Barcelona.

Partes: 1, 2
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